
La Santísima Virgen María es el gran modelo de fe y servicio para todos los creyentes. Al escuchar la Palabra de Dios ella creyó y tuvo la convicción de que se cumpliría lo Imposible: sería la Madre de Dios. Su fe le permitió acompañar a su Hijo Jesucristo hasta el Calvario y experimentar la alegría de Su resurrección.
El valor del servicio, María nos lo expresa como un profundo amor a los demás. Porque al servir al otro, entregamos nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestro propio ser. Ella misma se hizo servidora del Señor, y siguiendo su ejemplo, la Iglesia busca ser servidora de la humanidad.