
«Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.» 1 Tm 2, 1-2. Cuando no hay amor en la oración, todo resulta frío, estéril y vacío.
Padre Oriel Concepción Martínez
Director de programación
Radio María Panamá